Cada vez hay más diferencias económicas en la población madrileña. Los pobres son más pobres y los ricos más ricos.
Entendemos que la igualdad de oportunidades es relativa en algunos casos, pues no todas las personas tienen acceso a todos los recursos y necesidades que se requieren.
Por ejemplo, para hacer un trabajo del instituto, un adolescente necesita internet para obtener información, y no todos y todas las adolescentes tienen en sus casas un ordenador con un internet de alta velocidad, lo que hará que su trabajo pueda ser peor que el de los demás compañeros de clase, lo que le lleva a desmotivarse, lo que lleva a suspender, lo que lleva al abandono escolar.
Este es un ejemplo sencillo pero entendible de cómo algo insignificante puede generar un problema mayor. Los niños, niñas y adolescentes son muy sensibles a las diferencias. Entienden que un compañero de clase es afortunado porque recibe más regalos y más caros en los días de Navidad y Reyes Magos, lo que genera un sentimiento de inferioridad hacia ellos que se puede hacer permanente en el tiempo.
Desde Actúa intentamos con nuestros recursos y capacidades reducir esta desigualdad que los niños, niñas y adolescentes viven día a día.